El pasado domingo, la ciudad de Torreón se vio descarga por la noticia del feminicidio de María Fernanda, una señorita de tan solo 18 años de edad. Su cuerpo fue encontrado en la habitación número dos del motel Cactus, desnuda, amordazada y maniatada. Según la necropsia realizada por las autoridades, la causa de su muerte fue una anoxemia, seguida de una broncoaspiración de líquido hemático y obstrucción de orificios respiratorios, así como sangrado de vías aéreas superiores.
Este trágico suceso ha conmocionado a toda la comunidad y ha vuelto a poner en evidencia la grave problemática de la violencia de género en nuestro país. María Fernanda se convierte así en la quinta víctima de feminicidio en lo que va del año en Torreón, una cifra inquietante que nos debe hacer reflexionar y actuar de manera urgente.
La señorita fue encontrada en la habitación del motel por el personal de limpieza, alrededor de las 4:00 de la madrugada del domingo. Según las autoridades, su cuerpo fue abandonado en el lugar después de su muerte, lo que demuestra una vez más la falta de respeto y consideración hacia la vida de las mujeres en nuestra sociedad.
La Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGEC) ha abierto una carpeta de investigación para esclarecer este feminicidio y llevar a los responsables ante la justicia. Sin embargo, esto no es suficiente. Es necesario que como sociedad tomemos conciencia de la gravedad de esta situación y nos unamos para exigir medidas concretas y efectivas para prevenir y erradicar la violencia de género.
El feminicidio de María Fernanda no es un caso aislado, sino que se enmarca en una realidad en la que las mujeres son víctimas de violencia y discriminación todos los días. Es necesario que se implementen políticas públicas que promuevan la igualdad de género y la protección de los derechos de las mujeres. Además, es fundamental que se fortalezcan los mecanismos de prevención y atención a la violencia de género, así como la capacitación de las autoridades encargadas de garantizar la seguridad de las mujeres.
Es importante también que como sociedad tomemos una postura activa y solidaria frente a estos casos. No podemos ser indiferentes ante la violencia que sufren nuestras hermanas, hijas, amigas y compañeras. Debemos alzar la voz y exigir justicia para todas las víctimas de feminicidio, así como para aquellas que sufren cualquier tipo de violencia de género.
María Fernanda era una señorita llena de vida, con sueños y aspiraciones como cualquier otra persona de su edad. Su muerte es una pérdida irreparable para su familia y amigos, y un recordatorio doloroso de que aún queda mucho por hacer en la lucha por la igualdad y el respeto a los derechos de las mujeres.
En memoria de María Fernanda y de todas las mujeres que han sido víctimas de feminicidio, es necesario que nos unamos y trabajemos juntos para construir una sociedad más justa y equitativa. No podemos permitir que la violencia de género siga cobrando vidas y destruyendo familias. Es hora de actuar y decir ¡basta ya! a la violencia contra las mujeres.