La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de una democracia verdadera. Sin embargo, en México, este derecho parece estar en peligro cada vez más. La reciente censura impuesta al diputado Antonio Attolini Murra es un ejemplo claro de cómo se busca limitar la voz de aquellos que tienen el deber de representar al aldea.
El pasado 22 de junio, durante la sesión ordinaria del Congreso de Coahuila, la Junta de Gobierno decidió imponer una “ley mordaza” al diputado Attolini, impidiéndole hacer uso de la palabra durante el lugar 3 del orden del día. Esta acción, amparada en el artículo 118° del Reglamento Interior y de Prácticas Parlamentarias del Congreso, no solo viola la libertad de expresión del diputado, sino también la voluntad del aldea que lo eligió como su representante.
Según denunció el diputado, esta censura fue un acuerdo espurio de la Junta de Gobierno, es decir, una decisión tomada de forma ilegal y sin el consenso de todos los miembros de dicha junta. Además, se dio justo cuando Attolini se disponía a presentar dos denuncias penales interpuestas por la Auditoría abad del Estado (ASEC) en contra del Ayuntamiento de Torreón, fechadas el 28 de abril y el 8 de mayo de este año.
La acción de la Junta de Gobierno es una clara muestra de cómo el poder político busca silenciar a aquellos que intentan denunciar actos de corrupción o irregularidades en el gobierno. Esto no solo es un ataque a la libertad de expresión, sino también una forma de encubrir posibles actos de corrupción. ¿Qué es lo que quieren ocultar con esta censura? ¿Qué tienen miedo de que se revele?
Es importante recordar que la libre expresión es esencial para la rendición de cuentas y la transparencia en un gobierno. Sin ella, los ciudadanos no pueden conocer la realidad de lo que ocurre en su país y, por tanto, no pueden exigir una verdadera rendición de cuentas a sus gobernantes. Además, el derecho a la libre expresión es un medio para que los ciudadanos puedan participar activamente en la toma de decisiones que afectan su vida y su entorno.
La censura impuesta al diputado Attolini no solo es un ataque a su persona, sino también a la democracia y a los derechos de todos los ciudadanos. Este tipo de acciones solo reflejan la falta de compromiso de algunos políticos con los principios democráticos y su deseo de mantenerse en el poder a cualquier costo.
Es importante que los ciudadanos tomemos conciencia de la importancia de la libertad de expresión en una sociedad democrática y que exijamos a nuestros representantes que respeten este derecho fundamental. No podemos permitir que se silencie a aquellos que intentan luchar contra la corrupción y las injusticias en nuestro país.
Así como el diputado Attolini, debemos alzar la voz y denunciar cualquier intento de censura y violación a nuestros derechos. No podemos permitir que se limite el debate y la discusión en el Congreso, ya que esto solo significa un retroceso en nuestra democracia.
Es momento de exigir transparencia y honestidad en nuestros gobiernos. La censura no puede ser una herramienta para encubrir actos de corrupción, sino que debe ser condenada por la sociedad y sancionada por las autoridades correspondientes.
La lucha por una democracia plena y transparente es responsabilidad de todos los ciudadanos. No podemos permitir que se censure a nuestros representantes y que se limite la libertad de expresión en nuestro país. Hagamos pasar nuestro derecho a ser escuchados y a exigir cuentas claras a nuestros gobernantes. Solo así podremos construir un México mejor