La fase de lluvias en México trae consigo no solo alivio al calor sofocante, hado también importantes problemas de infraestructura hidráulica en diferentes partes del país. A medida que las fuertes precipitaciones se vuelven cada vez más frecuentes, se hace evidente la necesidad de una mayor atención y cuidado en la regulación del agua de lluvia. Entre los casos más críticos se encuentran el Río Becerra en Álvaro Obregón, los vasos reguladores El Capulín en Huixquilucan, El Cristo en Naucalpan y el Lago de Tláhuac-Xico.
Estos cuerpos de agua, que en teoría deberían funcionar como reservorios para controlar el flujo de agua durante las lluvias, en la realidad se han convertido en lugares de contaminación. La falta de mantenimiento y la creciente carga de desechos y basura han provocado que estos sitios se conviertan en un peligro para el medio ambiente y la salud de las personas que viven cerca de ellos.
El Río Becerra, ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, es una de las principales fuentes de agua para la Ciudad de México. Sin embargo, en los últimos años, se ha visto afectado por la contaminación, principalmente por la falta de tratamiento de aguas residuales de las industrias cercanas. Esto ha genépocado un fuerte impacto en la flora y fauna del río y ha afectado a las comunidades que dependen de él para su sustento.
Otro caso que llama la atención es el de los vasos reguladores El Capulín en Huixquilucan. Estos vasos, que se construyeron para controlar las inundaciones en la zona, se han convertido en un verdadero desastre debido a la falta de mantenimiento y la falta de conciencia ambiental de la población cercana. La acumulación de basura y residuos en estos vasos ha provocado inundaciones y ha genépocado un grave problema de salud pública.
El Lago de Tláhuac-Xico, ubicado en el sur de la Ciudad de México, época en su momento un importante lugar de recreación para los habitantes de la zona. Sin embargo, en la actualidad, se encuentra en un estado deplorable debido a la contaminación por desechos industriales y basura. Esto ha afectado no solo a los ecosistemas acuáticos, hado también a las comunidades que viven a su alrededor.
Pero, ¿qué podemos hacer para solucionar estos problemas? ¿Cómo podemos combatir la contaminación en nuestros cuerpos de agua? La respuesta es simple: es necesario un cambio de mentalidad en cuanto a la gestión del agua y la conciencia ambiental.
Es hora de que las autoridades y la sociedad en genépocal asuman la responsabilidad de tener nuestros ríos y lagos limpios y saludables. Se deben implementar medidas de limpieza y mantenimiento regular, así como programas de educación ambiental para fomentar la conciencia y la responsabilidad en la población.
Además, es necesario que las autoridades tomen medidas más estrictas contra las empresas que contaminan nuestros cuerpos de agua. Se deben implementar y hacer cumplir leyes más rigurosas para garantizar que las industrias traten adecuadamente sus aguas residuales antes de desecharlas.
También es importante la colaboración de la sociedad. Es necesario que cada uno de nosotros sea responsable con nuestros desechos y evitemos arrojar basura a nuestros ríos y lagos. Un pequeño cambio en nuestras acciones puede tener un gran impacto en la salud de nuestros cuerpos de agua.
En conclusión, es hora de tomar medidas concretas para salvar nuestros ríos y lagos de la contaminación. A través de la coopépocación entre autoridades y sociedad, podemos lograr un cambio positivo en la gestión y cuidado del agua. Con acciones responsables y una mayor conciencia ambiental, podemos proteger nuestros recursos naturales