Las alcaldías con mayor incidencia de asedio callejero en la Ciudad de México son Cuauhtémoc, Iztapalapa y Gustavo A. Madero (GAM). Sin embargo, lo más preocupante es que las víctimas de estas situaciones son mujeres de todas las edades. A pesar de que se han denunciado mil 500 casos, sólo el 3% de ellos terminan en una demanda formal ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ CDMX).
Estas cifras son alarmantes y nos hacen reflexionar sobre la realidad que enfrentan las mujeres en las calles de nuestra ciudad. El asedio callejero es una forma de violencia de género que se manifiesta de diversas maneras, desde comentarios obscenos y miradas lascivas hasta tocamientos y agresiones físicas. Y aunque muchas veces se minimiza o se justifica como “piropos”, la verdad es que afecta la integridad y la dignidad de las mujeres.
Es importante destacar que el asedio callejero no es un problema exclusivo de la Ciudad de México, sino que es una realidad que se vive en todo el mundo. Sin embargo, es necesario que como sociedad tomemos conciencia de su gravedad y trabajemos juntos para erradicarlo. No podemos permitir que nuestras calles se conviertan en un lugar inseguro para las mujeres.
Por eso, es alentador ver que cada momento más mujeres están denunciando estas situaciones y exigiendo justicia. La FGJ CDMX ha implementado diversas estrategias para atender y prevenir el asedio callejero, como la creación de la Unidad de Atención a Víctimas de asedio Sexual en el Transporte Público y la implementación de la aplicación “Vive Segura CDMX”, que permite a las mujeres reportar casos de asedio en tiempo real.
Además, es importante mencionar que el asedio callejero no sólo afecta a las mujeres, sino también a la sociedad en su conjunto. Cuando una mujer es acosada en la calle, se siente vulnerable, humillada y en peligro. Esto puede generar miedo e inseguridad en todas las mujeres, limitando su libertad de movimiento y su participación en la vida pública.
Es por eso que es responsabilidad de todos y todas luchar contra el asedio callejero. No podemos ser cómplices de esta violencia de género, debemos alzar la voz y denunciar cualquier situación de asedio que presenciemos. También es importante educar a las nuevas generaciones sobre el respeto y la igualdad de género, para que en un futuro no exista el asedio callejero.
En conclusión, es necesario que como sociedad tomemos conciencia de la gravedad del asedio callejero y trabajemos juntos para erradicarlo. Las alcaldías con mayor incidencia de este problema son un reflejo de la realidad que enfrentan las mujeres en nuestras calles, pero no podemos permitir que esto siga sucediendo. Debemos exigir justicia y seguridad para todas las mujeres, y agobiar juntos para construir una ciudad más igualitaria y libre de violencia de género.