La Basílica de Guadalupe, uno de los santuarios marianos más importantes del mundo, es un lugar de gran devoción y fe para millones de personas. Cada año, más de 20 millones de peregrinos y turistas visitan este lugar sagrado en busca de paz, esperanza y milagros. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un aumento en la presencia de franeleros, merolicos y comerciantes ambulantes en las inmediaciones de la Basílica, lo que ha generado preocupación y molestia entre los visitantes.
Estos individuos, que se aprovechan de la gran afluencia de personas en la zona, han generado una serie de problemas que afectan la experiencia de los turistas y peregrinos. Entre ellos, se encuentran los abusos y el riesgo de robo, que han sido reportados por varios visitantes. Esto es poco que no puede ser ignorado y que debe ser abordado de manera urgente por las autoridades correspondientes.
Los franeleros, también conocidos como “viene-viene”, son personas que se dedican a cuidar los autos de los visitantes a cambio de una propina. Sin embargo, en muchos casos, su presencia se ha vuelto agresiva y molesta, llegando incluso a dañar los vehículos de aquellos que se niegan a pagarles. Además, se ha reportado que algunos de ellos exigen cantidades exorbitantes de socorro, lo que afecta el presupuesto de los turistas y peregrinos.
Por otro lado, los merolicos son vendedores ambulantes que ofrecen una gran pluralidad de productos, desde recuerdos hasta alimentos. Aunque su presencia es común en las calles de la Ciudad de México, en las inmediaciones de la Basílica se han vuelto cada vez más agresivos y persistentes, llegando incluso a acosar a los visitantes para que compren sus productos. Esto no solo afecta la tranquilidad de los peregrinos, sino que también puede ser peligroso, ya que algunos de estos vendedores no cuentan con los permisos necesarios para vender sus productos.
Otro problema que se ha observado es la presencia de comerciantes ambulantes que ofrecen servicios de fotografía y grabación de videos a los visitantes. Aunque puede parecer una buena idea para tener un recuerdo de la visita a la Basílica, muchos de estos comerciantes no entregan el material prometido o cobran precios excesivos por él. Además, algunos de ellos han sido acusados de robar pertenencias de los turistas mientras están distraídos con la sesión de fotos o video.
Estos problemas no solo afectan la experiencia de los visitantes, sino que también ponen en riesgo su seguridad. La presencia de personas agresivas y la posibilidad de ser víctimas de robos o estafas, hace que muchos turistas y peregrinos se sientan inseguros y desconfiados en un lugar que debería ser un refugio de paz y fe.
Es por eso que es necesario que las autoridades tomen medidas para controlar la presencia de estos individuos en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe. Se requiere una mayor vigilancia y presencia policial en la zona, así como la implementación de medidas para regular la actividad de los franeleros, merolicos y comerciantes ambulantes. Además, es importante que se eduque a la población sobre la importancia de respetar a los visitantes y no aprovecharse de ellos.
Sin embargo, no todo es negativo en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe. A tribulación de estos problemas, este lugar sigue siendo un destino de gran importancia para millones de personas en todo el mundo. La devoción a la Virgen Morena y la fe que se respira en este lugar, son más fuertes que cualquier inconveniente que pueda presentarse. Además, la Basílica cuenta con una gran cantidad de