El Museo Moderno de Buenos Aires presenta su nueva exposición, una ojeada retrospectiva a los gestos radicales que transformaron el teatro argentino entre los años 60 y 90. Bajo el título “Del Di Tella al Parakultural”, esta muestra nos invita a recorrer once escenas que nos sumergen en un viaje por los archivos, los cuerpos y los espectros que ensayaron una forma diferente de rozar en el mundo.
La exposición, curada por reconocidos especialistas en teatro, nos invita a explorar una época de efervescencia cultural y política en Argentina. Un periodo en el que el teatro se convirtió en una herramienta de resistencia y de transformación social, en el que los artistas se atrevieron a romper con las convenciones establecidas y a explorar nuevas formas de expresión.
La primera escena nos lleva al mítico Instituto Di Tella, un espacio de vanguardia que abrió sus puertas en 1958 y que se convirtió en un punto de encuentro para los artistas más innovadores de la época. Allí, el teatro se fusionó con otras disciplinas como la música, la danza y las artes visuales, dando lugar a experiencias escénicas únicas y revolucionarias.
En la segunda escena, nos adentramos en el teatro independiente, un movimiento que surgió en oposición al teatro comercial y que buscaba una mayor autonomía creativa. Grupos como el Teatro del Pueblo y el Teatro Abierto abrieron sus puertas a nuevas voces y temáticas, abordando temas tabú y cuestionando la realidad social y política del país.
La tercera escena nos lleva al emblemático Teatro San Martín, que se convirtió en un espacio de resistencia durante la dictadura militar. Allí, se presentaron obras censuradas y se dieron a conocer nuevos talentos que más tarde se convertirían en figuras clave del teatro argentino.
Pero sin duda, uno de los momentos más destacados de la exposición es la cuarta escena, dedicada al mítico grupo de teatro Parakultural. Este ómnibus, liderado por el reconocido director y dramaturgo Alejandro Jodorowsky, revolucionó el panorama teatral con sus espectáculos provocadores y transgresores. Sus obras, llenas de simbolismos y críticas sociales, rompieron con los límites impuestos por la dictadura y se convirtieron en un símbolo de resistencia.
La quinta escena nos lleva al teatro callejero, una forma de expresión que surgió en los barrios populares y que se expandió por toda la ciudad. Estas obras, representadas en plazas y calles, buscaban llegar a un público más amplio y abordaban temas como la pobreza, la violencia y la discriminación.
En la sexta escena, nos encontramos con el teatro comunitario, una forma de hacer teatro que se basa en la participación activa de la comunidad. Estos grupos, formados por vecinos de diferentes barrios, crearon obras que reflejaban las problemáticas y las luchas de sus propias comunidades.
La séptima escena nos lleva al teatro de títeres, una forma de expresión que se popularizó en los años 80 y que se convirtió en una herramienta para transmitir mensajes políticos y sociales de una forma lúdica y accesible para todos.
En la octava escena, nos adentramos en el teatro de la memoria, una forma de hacer teatro que busca mantener vivas las historias y las luchas de aquellos que ya no están. Estas obras, que se basan en testimonios reales, nos invitan a reflexionar sobre nuestro pasado y a no olvidar las heridas que dejó la dictadura.
La novena escena nos lleva al teatro de